La agricultura y la gastronomía, dos ramas del peruano actual que envuelve una serie de aspectos sociales, económicos y políticos mundialmente. Para empezar, diremos que en estos últimos años el arte culinaria peruana ha venido en un crecimiento rotundo, llevando al Perú a las mejores ferias gastronómicas del mundo. Un ejemplo es el chef peruano Gastón Acurio, que por sus logros ha dejado al Perú con la frente bien en alto. Así como él, existen otros expertos en la cocina con tantos resultados favorecedores para el país. Pero, ¿a qué se debe sus tan reconocidos logros? Pues a los tantos campesinos en nuestro territorio, que con un rostro oculto llegan a hacer maravillas con los productos comestibles (a pesar de los años, perdura esa rica herencia genética de generación en generación, en caso de la papa y otros insumos).
Me parece maravilloso lo que está haciendo Apega (Asociación Peruana de Gastronomía) liderada por Gastón Acurio, en hacer participar a los campesinos y cocineros en un solo evento como Mistura 2009, que fue un rotundo éxito para los dos bandos. La idea de familiarizar al agro con la gastronomía beneficiará el aumento de la ganancia para los campesinos (pues es injusto que los campesinos ganen una miseria de los intermediarios, y estos últimos multipliquen el precio de costo para obtener mayor beneficio), o sea lo que se busca es que los restaurantes, en este caso, puedan comprar en forma directa sin intermediarios a los productores de insumos, es decir agricultores.
La internacionalización de la comida peruana está avanzando, últimamente se ha visto como ha aumentado la cantidad de restaurantes con especialidades peruanas hecho por mismos peruanos que buscan del consumidor su preferencia hacia esos platos exquisitos de nuestra tierra.
Para culminar, diré que el Perú se encuentra en su mayor apogeo en ese aspecto culinario, si viéramos a un extranjero como devora un cebiche, tal vez un riquísimo seco de cabrito o diversos platos, nos sentiríamos orgullosos como la comida peruana es ovacionada y reclamada en restaurantes internacionales, pero que esa emoción que siente el extranjero sea igual o menor que la de nosotros, porque nosotros, peruanos, debemos amar nuestra arte gastronómica y junta a ella sentir una admiración por cada de uno de los trabajadores en el campo siendo ellos los protagonistas de nuestra tan reconocida comida en el mundo entero. ¡Viva el Perú, carajo!
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